A ver...

Siempre me pareció muy irritante cuando alguien comienza a explicarme algo con “A ver…”, lo que suelo interpretar como “Entendeme estúpido, me hacés perder el tiempo para explicarte bla bla…”

Encontré este texto de Podeti con el que coincido 110%.

¡SI ME DECÍS “A VER” UNA VEZ MÁS NO RESPONDO DE MIS ACTOS!

Modo Corzo Gómez. A ver: Irritante, ¿verdad? “A ver”; Un amigo muy observador es el responsable de hacerme notar la puesta en boga de esta repelente expresión por parte de la última camada de comunicadores sociales.

Como si la falta de rigor, gracia, buen gusto, sinceridad, profundidad, agudeza y cultura general no fueran suficientes logros en el currículum de estos pelafustanes, parece que quisieran obsequiarnos, cual una Cereza de la Copa Melba del Mal (una cereza oscura, monstruosa, con un brillo verdoso flúo y unos pequeños y maliciosos dientecitos), con esta pedante intoducción que semeja el chasquido del látigo.

Ni al más pedante y orgullosamente autodeclarado insufrible de los maestros ciruelas con birrete y forma de búho alcahuete de caricatura se le ocurriría iniciar una de sus insoportables parrafadas con “A ver”. Y sin embargo, cada ex estudiante de ciencias económicas que ni llegó a fin de año devenido en columnista económico, cada espectador de día miércoles convertido en crítico cinematográfico, cada arreglador del mundo de café mutado en analista político, comienza ahora, cuando siente que su discurso se va a complicar más allá de la abotargada enunciación de perogrulladas, con este insultante “a ver”, como si estuviera hablando frente a un estudiante especialmente falto de luces y hubiera perdido la paciencia.

Si en lugar de dedicar millones y millones de dólares a la creación del decepcionante “orgasmatrón” los gobiernos financiaran una investigación científica con el fin de diseñar el “Traductor de Intenciones”, el aparato procesaría el mema “A ver” de la siguiente manera: “Voy a dedicar 15 décimas de segundo a exprimir mi brillante cerebro en descubrir cómo logro que ustedes entiendan lo que voy a decir, porque francamente hasta ahora no han demostrado una capacidad que les permita descifrar concepto alguno más allá del funcionamiento de una cámara oculta de Tinelli, realidad que tengo que aceptar con la resignación que da mi infinita sabiduría y mis conocimientos (adquiridos en el taller de periodismo dictado por un cuasi - Nobel crítico de rock que se dedica a cubrir conciertos de Bersuit Vergarabat para luego escribir por qué estuvo bueno o no), procesar en un lenguaje de prescolar (no quiero decir de jardín para no ser ofensivo) y así descender, aunque sea, un 5 % de los conceptos de mi sublime tesis a la masa estúpida de trabajadores manuales y amas de casa que ha sido creada para asentir con cabeza ladeada y mirada bovina, sabedora de que el micrófono que tengo delante es casi una varita mágica que me unge de una majestad intelectual rayana en lo Divino.”

Esto es lo que nos quieren decir estos iluminados cuando dicen “A ver”.

Reconozcamos algo: Tienen un gran poder de síntesis.

Manuel Carlevaro
Manuel Carlevaro
Investigador en CONICET - Profesor Titular UTN

Usualmente desconocido como ManuX

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