Este fin de semana largo Florencia aprovechó para aprender a moverse sobre su nuevo waveboard.
Naturalmente, la experiencia no es simple, y costó algunos golpes. Pero con la ayuda de algún comedido, y bastante tenacidad, pudo en pocos intentos moverse algunos metros sobre dos ruedas.
Para festejar el Día del Niño, además de los regalos de rigor, fuimos al Teatro Argentino a ver “Los Viajes de Gulliver (Una Aventura Musical)”, evento organizado por Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
La playa de Copacabana, en la ciudad de Río de Janeiro, es una de las más hermosas playas urbanas que haya visto.
En los casi 4 km desde Leme hasta el Fuerte de Copacabana hay de todo.
La educación de mis hijos es el bien más importante que puedo dejarles. Así hicieron mis padres con mi hermano y conmigo, así intentamos hacer con Florencia e Ignacio.
Esta semana Flor finalizó su paso por primer grado.
Hace apenas unos minutos, Florencia publicó su primer post en su nuevo blog.
El tiempo pasa muy rápido. Hace poco aprendía a caminar. Ahora terminó primer grado, lee muy bien, está aprendiendo a escribir y aritmética básica.
La formación de la “pirámide humana” es una vieja tradición familiar. Mi niñez en Paraná transcurrió en profunda integración con la naturaleza, y dadas las características geográficas de la zona, el contacto con el agua de río o arroyos fue algo habitual.
Durante una semana de julio estuvimos de paseo en Paraná. Pasamos unos días muy intensos rodeados de familia, acompañando a mi mamá durante la recuperación de una cirugía, y deleitándonos con los asados que magistralmente prepara mi hermano Facundo (Nota: las brochettes de la foto fueron asadas por Facundo, pero preparadas por las manos expertas de Marisa).
En la tarde de ayer, la Selección Argentina disputó su primer encuentro del mundial 2006.
Estamos ahora en un período de profundo patriotismo, en el que los colores de la bandera se ven por todos lados.
Parte de las vacaciones de verano 2006 las pasamos en San José, sobre la costa del río Uruguay, en la casa de los padres de Marisa.
Es una de las pocas veces en que Flor y Nacho se encuentran con sus primos de allá, aprovechando para gastar energía en la playa, y jugando todo el tiempo.